Las Cuatro Villas de Amaya

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La comarca de Amaya comprende la zona occidental de la provincia de Burgos. Un espacio dominado por páramos y terrenos de cultivo cerealista, por el que discurre el Camino de Santiago y en el que resalta la riqueza monumental. Es en esta zona de páramos y campiñas en la que se localizan las conocidas como Cuatro Villas de Amaya: Castrojeriz, Sasamón, Villadiego y Melgar de Fernamental.

Castrojeriz

La historia de Castrojeriz se encuentra ligada irremediablemente al Camino de Santiago, habiendo hecho de esta villa un claro ejemplo del urbanismo jacobeo. La antigua Castrum Sigerici se levanta a la sombra de su famoso castillo. Es la segunda población más importante del Camino Francés en la provincia de Burgos, solo superada por la propia ciudad de Burgos, habiendo llegado a contar con hasta siete hospitales de peregrinos.

Antes de llegar a Castrojeriz siguiendo el Camino, merece la pena visitar las ruinas góticas del convento de San Antón, antiguo convento levantado en el siglo XV por la orden francesa de los Antonianos y hoy reconvertido en albergue para peregrinos.

Entrando en Castrojeriz, la calle Real, una de las calles-camino más largas del trazado jacobeo, recorre de este a oeste el casco urbano. Nace esta calle en el barrio del Manzano, o Almazán, en el que se sitúa la Colegiata de Nuestra Señora del Manzano. Edificada sobre restos de varias construcciones anteriores, en el templo actual se combinan a la perfección la fábrica original protogótica, de comienzos del siglo XIII, con las sucesivas reformas de los siglos XV y XVIII. En su interior, iluminado por un impactante rosetón gótico, destaca la imagen en piedra policromada, siglon XIII, de Nuestra Señora del Manzano. El rey Alfonso X el Sabio le dedicó cinco de sus famosas cantigas.

Ya en pleno casco urbano se encuentran las iglesias de Santo Domingo, sede del Centro de Interpretación Iacobeus, y de San Juan, con rotunda torre de arranque románico y un elegante claustro del siglo XIV. Otro espacio significativo de Castrojeriz es su porticada y alargada plaza mayor.

El convento, todavía ocupado por monjas de clausura, de Santa Clara, las ruinas del convento de San Francisco, ambos del siglo XIV; la Casa del Cordón y la casona de los Gutiérrez Barahona; los restos de muralla y el imponente castillo, conforman el resto de monumentos religiosos y civiles que atesora Castrojeriz.

Desde el año 2022, forma parte de la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España.

Sasamón

Pocas localidades pueden presumir de una historia tan larga y densa como Sasamón. Conocida como Segisama, esta antigua población celtíbera, que fue la principal ciudad del pueblo de los turmogos, acabó conquistada por los romanos. El propio Augusto la eligió como campamento para dirigir personalmente las guerras contra los cántabros. También fue breve sede de un obispado altomedieval. En su rico patrimonio artístico destaca la magnífica colegiata de Santa María la Real. Por dimensiones y categoría artística se puede considerar una verdadera catedral. Entre sus portadas la del extremo meridional del crucero, levantada en pleno siglo XIII, es una réplica muy lograda de la del Sarmental de la catedral de Burgos.

Además del pasado romano y del templo de Santa María la Real, en Sasamón se conservan otros monumentos de interés, como las ruinas del convento de San Miguel, los restos de la muralla medieval con su puerta fortificada y, sobre todo, la Cruz del Humilladero, un extraordinario y monumental crucero tardogótico tallado en piedra.

Villadiego

No muy lejos de Sasamón, se encuentra Villadiego, cabeza del partido judicial de su nombre, poblada a finales del siglo IX por el conde Diego Porcelos, el fundador de Burgos. El fuero otorgado a los habitantes de Villadiego por Alfonso VII en 1134 concedió una serie de privilegios económicos que ayudaron a consolidar el desarrollo de la villa. Las ventajas de este fuero atrajeron a una numerosa población de judíos que instalaron una de las aljamas más importantes de la provincia burgalesa.

Villadiego ha conseguido conservar buena parte de su concentrado núcleo urbano de origen medieval. Su forma almendrada estuvo condicionada por la muralla que ceñía su perímetro. La plaza mayor es amplia y porticada, y en ella se levanta el monumento a uno de los hijos ilustres de la villa, Enrique Flórez. De la plaza arranca una calle, también porticada, que conduce al Arco de la Cárcel. En este trayecto estuvo situada la aljama judía. Tras su expulsión, allí se levantó el convento de Santa María de los Ángeles. Equidistantes en el plano se alzan las dos iglesias de Villadiego: la de San Lorenzo Mártir y la de Santa María.

Melgar de Fernamental

Situada junto al río Pisuerga, se alza la localidad de Melgar de Fernamental. En su larga historia ha contado con dos periodos de un cierto desarrollo. El primero, a finales del siglo XV, y el segundo durante el siglo durante el siglo XVIII, coincidiendo con el reinado de Carlos III y con la instalación en la villa de la Real Fábrica de curtidos a la inglesa. De esa primera época procede su monumental iglesia parroquial, bajo la advocación de la Asunción de Nuestra Señora. Con algunos elementos tardogóticos, el templo renacentista fue ejecutado por Juan de Escarza a mediados del siglo XVI. En su interior guarda un notable retablo mayor del final del romanismo. El edificio renacentista del actual ayuntamiento y los restos románicos de la ermita de Nuestra Señora de Zorita completan el patrimonio de Melgar de Fernamental.

Cruzando el río Pisuerga se puede acceder a la obra cumbre de la ingeniería hidráulica española del siglo XVIII: el Canal de Castilla. El objetivo principal de su construcción fue servir como vía fluvial de comunicación y transporte que solucionase el problema de aislamiento al que estaba sometida la meseta castellana y leonesa

Pero esta comarca ofrece mucho más que las Cuatro Villas de Amaya. Allí se pueden visitar también algunas de las iglesias más bellas de toda la provincia burgalesa: Villaveta, Villasilos, Grijalba, Mahamud o Santa María del Campo.

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