Ribera del duero

Ribera del Duero

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En el extremo meridional de la provincia de Burgos, entorno al río Duero, se localiza una de las zonas vitivinícolas más importantes del mundo: la Ribera del Duero. Este río, tras nacer en los Picos de Urbión y en su largo camino hacia el océano Atlántico, vertebra la comarca dándole nombre y personalidad.

El vino y los viñedos forman parte de la cultura de estas tierras y sus gentes, plasmada en una arquitectura propia y peculiar que conforma el paisaje ribereño. La estampa de bodegas, zarceras y lagares acompañarán al visitante en su viaje por la Ribera. Pero su importancia en época romana y la privilegiada localización, frontera natural entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur durante la Reconquista, han dejado también en la zona un denso legado histórico y patrimonial.

Clunia, Caleruega, Roa de Duero, Peñaranda, La Vid o Aranda de Duero nos ofrecen los secretos del pasado, la grandeza de sus monumentos y nos invitan a disfrutar de su gastronomía y de sus inigualables vinos. Los vinos de la comarca, acogidos a la Denominación de Origen Ribera del Duero, han alcanzado en los últimos años una calidad excepcional y un reconocimiento internacional incuestionable.

Aranda de Duero

En el centro de la extensa vega que riega el río Duero, se encuentra la capital de la comarca ribereña: Aranda de Duero. Sus orígenes parecen remontarse al año 912 cuando el conde castellano Gonzalo Fernández, en su campaña de fortificación del curso del Duero como frontera sur de los territorios cristianos, mandó levantar un modesto bastión defensivo en la zona. A finales del siglo XI, Aranda de Duero se consolida como una pujante localidad, crecimiento que se irá acelerando en las siguientes centurias, gracias a su próspero ambiente comercial y a haberse convertido en un rentable centro vitivinícola.

El siglo XV fue trascendental para la historia de la villa. En 1473 se celebra en la iglesia de San Juan de Aranda de Duero un importante concilio, en el que se tomó partido por la entonces princesa Isabel en su disputa por el trono de Castilla. Años más tarde, la ya reina Isabel la Católica recompensó el apoyo de los arandinos financiando parte de las obras de su principal monumento: la iglesia de Santa María. La iglesia, de estilo gótico, se completó a finales del siglo XVI con una espectacular portada, en la que lucen los escudos reales, a modo de gigantesco retablo. Sin autoría confirmada, todo apunta a Simón de Colonia.

También gótica, aunque algo anterior a la de Santa María, es la iglesia de San Juan. Conserva una torre más antigua que formaba parte de las antiguas defensas de la villa. Actualmente es sede de un museo de arte sacro.

Sin duda, el elemento más señalado de patrimonio urbanístico y cultural de Aranda de Duero es la extensa red de bodegas que recorre el subsuelo de su casco histórico. Fueron excavadas, sobre todo, en los siglos XIV y XV, debajo de las casas de la villa para almacenar los cada vez más abundantes cosechas de vino. Se han llegado a censar unas 120 bodegas de varios kilómetros de longitud, parcialmente visitables hoy en día.

Peñaranda de Duero

A los pies de un imponente y desafiante castillo medieval se sitúa Peñaranda de Duero, una de las villas más bellas y pintorescas de la provincia de Burgos. La población todavía conserva su casco medieval, en el que son frecuentes las casas con soportales y entramados de madera rellenos de adobe.

La plaza mayor, presidida por el un rollo jurisdiccional, es una de las más hermosas de España. Aquí se encuentran los edificios más destacados: la iglesia parroquial de Santa Ana, antigua colegiata, y el palacio de Avellaneda o de los condes de Miranda. Mandado construir hacia 1530 por don Francisco de Zúñiga y Avellaneda a Francisco Colonia, es una de las más refinadas muestras de la arquitectura civil castellana. Aparte del propio Colonia, en su obra intervinieron los más prestigiosos artistas del momento, como Felipe Vigarny y Nicolás de Vergara.

Clunia

Cerca de Peñaranda de Duero y en término de Peñalba de Castro se encuentran las ruinas de la antigua ciudad romana de Clunia Sulpicia, una de las mayores y más importantes urbes de la Hispania romana. Se fundó como municipio romano a principios del siglo I d.C. en época del emperador Tiberio. Años más tarde se eleva su rango a capital de convento jurídico. La ciudad llegó a contar con los más de 30.000 habitantes. De su importancia da testimonio el teatro excavado en la roca, con capacidad para casi 10.000 espectadores, el conjunto termal de Los Arcos, el foro, donde se levantaba el templo dedicado a Júpiter y los tribunales de justicia, así como el magnífico conjunto de mosaicos descubiertos en muchas casas señoriales.

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Clunia, Aranda, Peñaranda - Guías Turísticos Burgos