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Ruta del Cid II

03/05/2018

En la anterior entrada de nuestro blog comenzábamos la Ruta del Cid I en su tierra natal, Burgos. Nos quedábamos en el Solar del Cid, junto al lugar donde, según la tradición, tuvo su vivienda el Cid. Desde allí proseguimos nuestro camino con destino a la cercana iglesia de Santa Gadea. ¿Nos acompañas?

RUTA DEL CID II

La iglesia parroquial de Santa Gadea o Santa Águeda se encuentra muy cerca de la Catedral de Burgos

IGLESIA DE SANTA GADEA O SANTA ÁGUEDA

Está relacionada con uno de los episodios más famosos de la vida del Cid: la Jura de Santa Gadea. Allí habría tenido lugar el juramento hecho por Alfonso VI ante el Cid Campeador de no haber participado en la muerte de su hermano don Sancho, rey de Castilla.

La actual iglesia de Santa Gadea, gótica del siglo XV, fue construida sobre otra anterior románica que sería en la que pudo tener lugar este hecho. Una placa conmemorativa en la entrada señala el acontecimiento.

El propio cerrojo de la puerta de acceso nos recuerda la tradición juradera del templo. Es de reciente factura, obra de Ángel Cuevas. El cerrojo antiguo se retiró en el año 1500. Al juramento de Santa Gadea se alude también en el interior del templo. Lo hace, por ejemplo, la vidriera que adorna una original capilla.

Jura de Santa Gadea

Sancho II de Castilla fue asesinado a las puertas de la ciudad de Zamora, traicionado supuestamente por el legendario noble leonés Vellido Dolfos. Entonces la localidad zamorana se encontraba en manos de su hermana doña Urraca, que defendía los intereses de Alfonso, refugiado en el reino taifa de Toledo. Al no contar con descendencia Sancho II, Alfonso fue el gran beneficiado de la muerte del monarca castellano al acceder al trono.

Sospechando el Cid de su participación en la traición, habría hecho jurar al nuevo rey, ante los nobles castellanos, no estar implicado en el asesinato de su hermano. El juramento habría tenido lugar en la pequeña iglesia de Santa Gadea. El rito consistía en repetir una fórmula sacramental tocando con la mano algún objeto sagrado que, en el caso de Burgos, era un cerrojo y una ballesta de palo. Así lo recoge el célebre romance medieval La Jura de Santa Gadea.

En santa Águeda de Burgos, do juran los hijosdalgo,

le toman jura a Alfonso por la muerte de su hermano;

tomábasela el buen Cid, ese buen Cid castellano,

sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo

y con unos evangelios y un crucifijo en la mano.

Al parecer este pasaje tiene poco fundamento histórico. A pesar de ello, está muy enraizado en las creencias populares castellanas, simbolizando la defensa del honor y la resistencia al poder arbitrario.

Cerrojo Santa Gadea en Burgos

Desde Santa Gadea, nos cercamos al monumento más emblemático de la ciudad, la Catedral de Burgos. Un lugar donde también son numerosos los lugares relacionados con nuestro protagonista. 

CATEDRAL DE BURGOS

El Cid Campeador no conoció la actual catedral gótica, levantada a partir de 1221. Pero quizá sí la anterior románica, cuya construcción, entre 1080 y 1095,  fue encargada por el rey Alfonso VI. Allí, según el Cantar del Mío Cid , se detendría a rezar a la Virgen antes de abandonar Burgos camino del destierro.

Llegó a Santa María, luego descabalga;

Hincó los hinojos, de corazón rogaba.

La oración hecha, luego cabalgaba;

Ya en el interior de la catedral nos encontramos en persona al mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar y a su esposa doña Jimena. En un lugar privilegiado del templo, en pleno crucero y justo debajo del espectacular cimborrio, se encuentran los restos de ambos desde 1921.

Tumba del Cid

Casi cien años llevan los restos del Cid y doña Jimena en su emplazamiento actual. Desde que fallece en Valencia, en el año 1099, son numerosos los traslados que ha vivido. Tantos, que se dice que viajó más después de muerto que en vida. Pero al interminable periplo de los restos de nuestro protagonista dedicaremos una futura entrada del blog.

Por fin, el Ayuntamiento de Burgos, con motivo del séptimo centenario de la catedral, decidió que fueran trasladados a un lugar acorde con la fama e importancia del héroe castellano. Y qué mejor lugar que la Catedral, bajo el majestuoso cimborrio. El 21 de julio de 1921, en presencia de los reyes de España Alfonso XIII y doña Victoria, con toda solemnidad y pompa, se depositan los huesos en su ubicación actual.  

Una sencilla lápida de jaspe rojizo en suelo de la nave central cubre la tumba. En letras doradas, el epitafio obra del historiador Menéndez Pidal:

Rodrigo Díaz. Campeador muerto en Valencia en 1099.  A todos alcanza honra por el que en buena hora nació.

Jimena, su esposa, hija de Diego, conde de Oviedo, nacido de estirpe real

Tumba del Cid

Cofre del Cid

El llamado Cofre del Cid se expone actualmente en el claustro bajo de la Catedral de Burgos. Durante mucho tiempo se custodió en la capilla del Corpus Christi. Es uno de los objetos más emblemáticos relacionados con la figura de Rodrigo Díaz de Vivar. Aunque esta relación es más legendaria y que histórica.

En realidad se trata de un arcón del siglo XIV en el que el cabildo catedralicio guardaba sus documentos. El propio pergamino que recoge la carta de arras original del Cid parece que se conservó en este cofre. Eso podría explicar que, pasado el tiempo, se conociera como Cofre del Cid a dicho arcón.

Según cuenta la tradición, es una de las dos arcas supuestamente llenas de oro que el Cid entrega como aval a los prestamistas judíos Raquel y Vidas al salir de Burgos camino del destierro.

La Leyenda del Cofre del Cid

El Cantar narra como el Cid, al ser desterrado por Alfonso VI, intenta conseguir dinero para financiar su mesnada. Dirigiéndose a su amigo Martín Antolínez, el propio Rodrigo cuenta la estratagema para engañar a los judíos:

Con vuestro consejo, pues, quiero construir dos arcas;

las llenaremos de arena para que sean pesadas,

de guadamecí cubiertas y muy bien claveteadas.

Los guadalmecíes rojos y los clavos bien dorados.

Buscad a Raquel y Vidas, decidles que me han privado

el poder comprar en Burgos, y que el rey me ha desterrado,

y que llevarme mis bienes no puedo, pues son pesados;

y empeñárselos quisiera por lo que fuese acordado;

que se los lleven de noche y no los vean cristianos.

Martín Antolínez llega entonces ante los prestamistas. Les dice que esas dos arcas están repletas de oro que el Cid no puede llevarse. Se las deja en prenda a cambio del dinero que necesita, con una sola condición: que no podrán abrirlas antes de que pase un año desde el momento de la entrega.

Pasados tres años, tras la conquista de Valencia y descubierto el engaño, Raquel y Vidas reclaman a Alvar Fánez el dinero prestado.

¡Merced, Minaya Álvar Fáñez, caballero de fiar!,

el Cid nos ha arruinado si no nos quiere pagar;

la ganancia perderíamos si nos diese el capital.

Yo se lo diré a mío Cid si Dios me deja llegar.

Por lo que con él hicisteis buena merced os dará

Parece claro que la importancia del Cofre del Cid y del episodio de los prestamistas es más simbólica que real. Se puede interpretar que el tesoro que el Cid dejó dentro de las dos arcas, iba más allá de lo material. En ellos, pudo dejar como aval su verdadero tesoro: la palabra.

Como añade un antiguo romance castellano, entre uno y tres siglos posterior al Cantar: “y aunque cuidan que es arena lo que en los cofres está, quedó soterrado en ellos el oro de mi verdad.”

Cofre del Cid. Catedral de Burgos

Carta de Arras

Entre los fondos del archivo de la Catedral se conserva actualmente la Carta de Arras original del Cid. En ella, el 19 de julio del año 1074, se dotaban mutuamente los esposos Rodrigo Díaz de Vivar y doña Jimena Díaz.  Está redactada sobre pergamino en un imperfecto latín.  No es posible determinar cómo, cuándo y por qué vino a parar al archivo catedralicio. Puede que pasara a manos del cabildo tras el fallecimiento de doña Jimena, al menos catorce años más tarde que el de su esposo. En 1596 ya está documentada su presencia en la Catedral.

A día de hoy, nadie ha puesto en duda su autenticidad, por lo que es uno de los documentos cidianos con más valor histórico.

Carta de Arras del Cid

Salimos de la catedral de Burgos con una última mención al caballero de Vivar. Desde uno de los vanos del claustro bajo, nos despide de la seo burgalesa una gran pintura mural que representa a la figura del Cid. Es obra del artista Cándido Pérez Palma, en 2007. Se le representa con las vestiduras características de la época, con la espada Tizona y su caballo Babieca. Como marco de fondo el Burgos del siglo XI. Presidido por la inconfundible silueta del castillo de Burgos y de la primitiva catedral románica, destaca en la muralla la Puerta de Santa María.

Aquí hacemos un nuevo alto en el camino. En el Arco de Santa María nos citamos para, en próximas entregas, seguir recorriendo la Ruta del Cid en Burgos.

Y, por supuesto, te invitamos a que vengas a conocer más de esta legendaria figura y a visitar Burgos con nosotros.

Consulta disponibilidad y presupuesto en Guías Turísticos Burgos.

Fachada catedral de Burgos

Visita la catedral de Burgos

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