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Sepulcro del infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

23/04/2023

Desde Guías Turísticos. Descubrir Burgos te proponemos visitar la Cartuja de Miraflores y el sepulcro del infante Alfonso con nosotros. Para más información sobre visitas guiadas a la Cartuja de Miraflores pincha aquí o contacta en el teléfono +34 649 785 940 

El Monasterio de la Cartuja de Miraflores, en Burgos, conserva el que es, posiblemente, el mejor conjunto escultórico de finales del gótico hispano. Está situado en la cabecera de la iglesia y lo forman tres impresionantes obras: el retablo mayor de la Cartuja, el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal y, por último, el sepulcro del infante Alfonso. Las tres las hizo el genial escultor Gil de Siloé por encargo de Isabel I de Castilla. Es la Cartuja de Miraflores un cenobio que había fundado el propio Juan II en el año 1442.

Gil de Siloé. Iglesia Cartuja de Burgos

La iglesia de este monasterio burgalés fue escogida por Isabel la Católica para acoger el panteón funerario de sus padres y de su hermano. Tenía una clara intención, la de reafirmar su derecho sucesorio al trono castellano y glorificar su linaje. Todo ello, tras la guerra que la enfrentó a los partidarios de Juana la Beltraneja.

En anteriores entradas de este blog te hablábamos del retablo mayor y del sepulcro de los reyes. Esta vez nos vamos a centrar en el sepulcro del infante Alfonso de Castilla. A continuación, te lo descubrimos.

SEPULCRO DEL INFANTE ALFONSO DE CASTILLA

El infante Alfonso nació en Tordesillas (Valladolid) en noviembre de 1453. Era hijo del rey Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal. Por lo tanto, hermano de padre y madre de Isabel la Católica y medio hermano de Enrique IV. Una parte importante de la nobleza castellana, descontenta con Enrique IV, llegó a proclamar rey a Alfonso en la conocida como "farsa de Ávila". El suceso tuvo lugar en Ávila el 5 de junio de 1465, cuando el infante Alfonso tenía solo once años. Detractores del monarca Enrique IV de Castilla celebran un acto sin precedentes en la historia de Castilla. Entre ellos, no podían faltar los omnipresentes Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo, y su sobrino Juan Pacheco, marqués de Villena.

LA FARSA DE ÁVILA

En la ceremonia se simuló el destronamiento y destitución del rey en favor de su hermanastro Alfonso. Para ello, se montó un gran escenario de madera ocupado por un trono en el que aparecía una efigie que representaba al rey Enrique IV. El pelele llevaba los símbolos de poder de la realeza: corona (símbolo de dignidad real), cetro (símbolo de gobiernos del reino) y espada (símbolo de administración de justicia). Tras leer un manifiesto en contra de Enrique, se fue despojando a la estatua de los atributos que portaba. Para terminar, se derribó la imagen de Enrique al grito de: “¡A tierra puto!”. Presenciaba la escena el infante Alfonso que, finalmente, fue subido al escenario y proclamado rey. Nuestro protagonista reinaría efímeramente en Castilla con el nombre de Alfonso XII.

Los partidarios de Alfonso no consiguieron reunir las suficientes adhesiones para su causa. Además, la prematura muerte del rey alternativo evitó la prolongación del enfrentamiento. Alfonso falleció el 5 de julio de 1468 en Cardeñosa (Ávila). Sobre la causa de su muerte hay varias teorías. Las crónicas oficiales hablan de una muerte por peste. También se plantea que fue envenenado. Al parecer comenzó a sentirse mal tras haber cenado trucha. Lo que está claro es que la anomalía de que hubiera dos reyes en Castilla solo podía acabar con la muerte de uno de ellos.

Su cuerpo fue depositado en el Monasterio de San Francisco de Arévalo (Ávila). Allí permaneció hasta 1492, cuando su hermana, la reina Isabel, ordenó que su cuerpo se trasladara a la Cartuja de Miraflores donde le había procurado la sepultura de la que vamos a hablar.

Sepulcro infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

INICIO DE LAS OBRAS DEL SEPULCRO

Al parecer, la idea de Juan II no era que su hijo Alfonso le acompañara en su espacio funerario. Es más, es probable que tampoco su esposa Isabel de Portugal debería hacerlo. La línea dinástica legítima daría preferencia a su primera esposa, María de Aragón (enterrada en Guadalupe), de la que nació el heredero natural, Enrique IV.

Sería decisión de la propia Isabel la Católica conceder a su hermano un espacio privilegiado junto a sus padres. Un espacio en el que la reina había sustituido a la primera esposa de su padre por su madre, Isabel de Portugal. En cierto modo, sancionaba así positivamente su línea de sucesión y dejaba a un lado la que procedía de la primera esposa de su padre.

Para remarcar la importancia del hecho, el traslado del cuerpo de Alfonso hasta Burgos se hizo con toda solemnidad. Hasta Palenzuela se acercó el obispo de Burgos, Luis de Acuña, para acompañar al infante hasta la Cartuja de Miraflores. Allí fue depositado su cadáver en el sepulcro preparado previamente al efecto.

Sería en 1486 cuando la reina Isabel contactó con Gil de Siloé para encargarle el proyecto. El proyecto atendería no solo al sepulcro de sus padres sino también al de su hermano Alfonso.

Arcosolio sepulcro infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

DESCRIPCIÓN DEL SEPULCRO DEL INFANTE ALFONSO

El sepulcro del infante Alfonso se localiza cerca de la cabecera, en el muro del lado del Evangelio, de la iglesia de la Cartuja de Miraflores. A su lado, el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal. El diseño elegido no es tan original como el del sepulcro de sus padres. Se trata del característico sepulcro adosado al muro.

Infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

Diseño y material utilizado

El material utilizado para los sepulcros, tanto del infante como de los reyes, es alabastro. Las cuentas del monasterio hablan de que se emplearon 158.252 maravedíes solo en el material. Se trajo de Cogolludo, en Guadalajara. Los sepulcros se comenzaron en 1489 y se concluyeron en 1493. El sepulcro del infante, como el de los reyes y el retablo mayor de la iglesia, es obra de Gil de Siloé y de su disciplinado taller. Este prolífico artista trabajaba indistintamente materiales como la madera y el alabastro, demostrando mayor habilidad, si cabe, con el segundo.

El sepulcro del infante Alfonso tiene forma de arcosolio, rematado con arco escarzano. Sobre este se sobrepone otro conopial que culmina con jarrón de flores, símbolo de pureza, y Anunciación. Todo el arco aparece ricamente adornado con un impresionante angrelado, jamás superado en el arte hispano. Lo compone un entramado de ramas, hojas, putti y animales. Como remate del sepulcro, sobre una especie de alfiz, hay un nuevo arco. Esta vez de medio punto.

Anunciación sepulcro infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

Enmarcan el conjunto dos pilastras ricamente decoradas. Se dividen en tres zonas, cada una con hornacinas que acogen imágenes en parejas. Once de ellas son apóstoles. Se completan con san Juan Bautista. Destacar la imagen del apóstol santo Tomás con la escuadra en la mano como atributo. Además lleva unas curiosas lentes, elemento que identifica a alguien que ejerce un trabajo intelectual. Estas lentes aparecen en otro personaje también tallado por Siloé en la Catedral de Burgos. En concreto, en el retablo de la Capilla de Santa Ana. Por ello, se plantea que podría tratarse de un autorretrato del artista.

Autorretrato Siloé. Sepulcro infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

Resulta inevitable destacar la moldura vertical paralela situada a ambos extremos de las citadas  pilastras. El escultor realiza un verdadero alarde de virtuosismo en su trabajo vaciando el fondo, en vez de acoplar dos piezas.

Representación del infante Alfonso

Quizá la parte más espectacular es la del retrato del infante y su entorno inmediato. Bajo el arco escarzano, se representa en actitud orante al infante Alfonso, algo todavía excepcional en esa época. Lo normal habría sido que apareciera la escultura del yacente.

El infante está arrodillado ante un reclinatorio mirando hacia el altar. Es decir, vivo. El reclinatorio se cubre con una tela de rica de textura, similar a la de la ropa del infante. Sobre el reclinatorio, un almohadón en el que descansan un libro abierto y un gorro. Hay también un detalle muy llamativo, una mano de una persona que parece sujetar el libro.

Reclinatorio. Sepulcro infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

En la estatua del infante destacan varios elementos. Su rostro refleja rasgos de una edad superior a la que tenía el infante en el momento de su muerte. Hay quien ha querido ver en esa cara los rasgos de su hermana, la reina Isabel. Las manos enguantadas y el segundo sombrero que le cuelga en la espalda muestran la capacidad de Siloé de obtener texturas diversas.

Detalle guante infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

Encima del infante, aparece san Miguel luchando contra el dragón. Su relación con la salvación es evidente, aunque aquí no aparezca como pesador de las almas en el Juicio Final. Sobre la cabeza de san Miguel, una curiosa figura con tres caras. Se podría identificar con la representación de la Trinidad.

San Miguel. Sepulcro infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

La parte inferior del sepulcro o cama está decorada con el escudo del reino de Castilla y León sostenido por dos ángeles. A ambos lados, dos guerreros con armadura, alabarda y escudo junto a unos putti. Es en esta zona en la que se encuentran los restos del difunto.

Base del sepulcro infante Alfonso. Cartuja de Miraflores

LOS RESTOS MORTALES DEL INFANTE ALFONSO

Coincidiendo con los trabajos de limpieza y restauración llevados a cabo en 2006, se procedió a la apertura del sepulcro del infante Alfonso y al estudio de los restos. Esta parte baja está hueca. Dentro de la cámara hay un ataúd de metro y medio de largo aproximadamente con restos óseos y escasos fragmentos de cuero y cordón. Los huesos se corresponden con los de un varón que no había cumplido los 15 años en el momento de su muerte. Su estatura era de 165 cm.

El análisis genético efectuado determinó la relación de parentesco entre los huesos presentes en la tumba del infante y los huesos que hay en la cripta donde estarían los reyes Juan II e Isabel de Portugal. En principio, los análisis no mostrarían la presencia de elementos tóxicos en los restos. Esto no probaría, pero tampoco descartaría del todo, el envenenamiento como causa de fallecimiento.

Visitas guiadas a la Cartuja de Miraflores

Para terminar, si quieres saber más del sepulcro del infante Alfonso te recomendamos visitar con guía la Cartuja de Miraflores. Contacta aquí con Guías Turísticos Burgos, Guías Oficiales de Turismo. Visitas guiadas a la Cartuja de Miraflores.

Fachada catedral de Burgos

Visita la catedral de Burgos

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