Paseo del Espolón

Desde Guías Turísticos. Descubrir Burgos te proponemos visitar con guía el Paseo del Espolón y centro histórico. Para más información sobre visitas guiadas al centro histórico de Burgos pincha aquí o contacta en el teléfono +34 649 785 940 

La ciudad de Burgos es una de las capitales españolas con más zonas verdes por habitante. El Cerro de San Miguel, los Paseos de la Quinta y de la Isla, Fuentes Blancas y otros muchos espacios verdes hacen que pasear por la Caput Castellae sea un auténtica delicia. Pero de entre estos numerosos parques, destaca uno, el paseo burgalés por antonomasia: el Paseo del Espolón.

El Paseo del Espolón es un paseo arbolado y ajardinado situado en pleno centro histórico de Burgos. Sin duda, el más bonito y conocido de la ciudad. Además, en cada estación del año nos sorprende con una postal diferente. Por todo ello, se ha convertido en punto obligado de reunión para los burgaleses y aquellos que nos visitan. Un lugar, en definitiva, para ver y ser visto.

Aunque sus orígenes se remontan a finales del siglo XVIII, su configuración actual se la debemos a las transformaciones que fue sufriendo en los siglos posteriores. A continuación, te lo descubrimos.

PASEO DEL ESPOLÓN

El Paseo del Espolón se localiza entre los Puentes de San Pablo y de Santa María, paralelo al río Arlanzón. Tiene un longitud aproximada de 350 metros. Se puede acceder a él desde cualquiera de sus dos extremos o desde la Plaza Mayor, cruzando bajo el edificio del Ayuntamiento. Delimitan el paseo, por un lado, en Arco de Santa María y, por el otro, el Teatro Principal y el Palacio Provincial de Burgos.

Los orígenes del actual Paseo del Espolón hay que buscarlos a finales del siglo XVI. Entonces este tramo comprendido entre el Puente de Santa María y la Puerta de las Carretas carecía de nombre. Por la Puerta de las Carretas (actual Casa Consistorial) accedían los carros a la plaza del Mercado Menor (Plaza Mayor). Allí se vendían los productos y mercancías necesarios para el abastecimiento de la ciudad. Al no existir puente sobre el río Arlanzón frente a la Puerta de las Carretas, para llegar a ella los carros cruzaban el río por el Puente de Santa María y recorrían el tramo entre la muralla y el Arlanzón hasta llegar a la plaza de mercado. En 1595, el Ayuntamiento trató de adecentar la zona plantando chopos y álamos. Así nace el que con el tiempo llegará a ser conocido como el Paseo del Espolón.

EL PASEO ESPOLÓN EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX

No será hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando comiencen a cuajar los proyectos que acabarán transformando esa ronda medieval en un moderno y elegante paseo. El urbanismo de la ciudad estaba entonces todavía muy condicionado por las murallas medievales. Además por la zona discurría la carretera general que unía Madrid con Bayona. Muchos burgaleses se congregaban allí para observar el paso de diligencias y carruajes.

El 13 de enero de 1789 se adjudica a Fernando González de Lara el proyecto de ajardinar el espacio entre el Puente de Santa María y el Puente de San Pablo, conocido como Ronda del Espolón. El proyecto irá ligado de la construcción de la nueva Casa Consistorial, obra del mismo arquitecto, y del derribo de las murallas, consideradas "feas y ruinosas". Las murallas se sustituirían por una línea de nuevos edificios.

Esta zona era fácilmente inundable al estar a orillas del río Arlanzón. Por ello, se plantea elevar el paseo mediante estribos y contrafuertes. Aunque no está claro el origen del nombre "Espolón", parece derivarse de estas intervenciones que sirven para contener el cauce del río Arlanzón.

Poco a poco y con sucesivas modificaciones se fue configurando la definitiva fisonomía del Paseo del Espolón.

Los Cuatro Reyes

En 1795, se instalan en la parte central del paseo las estatuas de los conocidos como Cuatro Reyes. Se acordó que se colocaran formando un cuadro junto a la nueva Casa Consistorial. Fueron donación expresa del monarca Carlos III. Provenientes del Palacio Real de Madrid, representan a personajes destacados de la historia de España relacionados con Burgos.

El documento que Floridablanca, en nombre del monarca, dirige al Ayuntamiento recoge que se conceden a Burgos "las estatuas del Conde Soberano de Castilla, Fernán González, la de los reyes Fernando I, que unió las coronas de Castilla y León, la de Alfonso XI, coronado en el Monasterio de las Huelgas, y la de Enrique III, nacido en esta ciudad".

González de Lara fue apartado del proyecto por rebasar el presupuesto. Es sustituido por Manuel Eraso, quien culminará las obras hasta la llegada de las tropas francesas.

Invasión Napoleónica

En noviembre de 1808, tras la Batalla de Gamonal, las tropas francesas saquean el sepulcro del Cid en el Monasterio de San Pedro de Cardeña. El general francés Paul Thiébault ordena el traslado de los huesos del caballero burgalés hasta la ciudad de Burgos. Para congraciarse con los burgaleses, encarga la construcción de un mausoleo en el Paseo del Espolón para ubicar los restos tanto del Cid como de su esposa, doña Jimena. Obra del burgalés León Antón, se inaugura un 19 de abril de 1809. Allí estarán ambos hasta la marcha de las tropas napoleónicas y su devolución a Cardeña en 1826.

Con la ocupación francesa, continuaron las obras destinadas a mejorar el paseo. La intervención se amplió a la margen izquierda del río. En paralelo al Espolón, Manuel Eraso diseña un nuevo paseo en los solares de la Vega. Es el que hoy conocemos como Espoloncillo.

Reinado de Isabel II

Durante el reinado de Isabel II, son numerosas las intervenciones en el Espolón. Se ensancha hacia la orilla del río, se embaldosan las aceras y se prohíbe el paso de carruajes. También se conceden otras cuatro estatuas, de las doce solicitadas, para el embellecimiento del paseo. El diputado en Cortes por Burgos escoge las de Wamba, Alfonso VI, Juan II y San Millán de la Cogolla. Se sumarán estas a las cuatro donadas por Carlos III.

Todas las estatuas se asientan sobre grandes pedestales de piedra caliza de Hontoria de la Cantera. En la actualidad, si nos atenemos a las inscripciones de cada una de ellas, vemos que en la zona más próxima al Teatro Principal están las estatuas de San Millán de la Cogolla y Alfonso VI. En la parte central del paseo, están los conocidos como Cuatro Reyes. Son estos: Fernán González y Juan I, junto al río, y Alfonso XI y Enrique III. Completan el conjunto, junto al Arco de Santa María, Teodorico I y Fernando I. En algún caso, no se corresponden las inscripciones ni la ubicación de las estatuas con lo que reflejan los documentos de donación.

A mediados del siglo XIX se instalarán los primeros cafés en la ciudad de Burgos. Destaca en el Paseo del Espolón el Café Suizo. Por ello, el andén más cercano a la Plaza Mayor era popularmente conocido por Acera del Suizo. Ocupaba este café la planta baja del hoy edificio del Círculo de la Unión.

IMAGEN ACTUAL DEL PASEO DEL ESPOLÓN

Será a finales del siglo XIX y durante el siglo XX, cuando se acometan las intervenciones que definirán la imagen actual del Paseo del Espolón.

En 1870 se coloca una lápida de piedra en la muralla del río, junto a los Cuatro Reyes. Con ella se homenajea a Carlos III e Isabel II por las facilidades que dieron para la construcción del paseo. También se construye la conocida como Fuente de la Ninfa. Poco más tarde se suprimen las entradas y salidas que limitaban el acceso al andén central.

En 1896, el arquitecto municipal Saturnino Martínez Ruíz proyecta la construcción de un templete o quiosco de música para el paseo. Este primer templete, de aires modernistas, se desmontó en la década de los 70. Más tarde se trasladó al Hotel Landa. En 1981 se aprueba la instalación de un nuevo templete en el Espolón con el mismo diseño que el anterior.

Como señala Luis Ángel de la Viuda en Burgos de Memoria, en los años que preceden a la Guerra Civil, el uso y disfrute del Paseo del Espolón estaba organizado por clases sociales. La burguesía paseaba por la Acera del Suizo, los artesanos por la zona media y la gente considerada "de servicio" por la parte más cercana a los jardines. El elemento distintivo de los paseantes de la selecta Acera del Suizo era el sombrero.

Los plátanos de sombra del Espolón

Una de las intervenciones más significativas llegará en 1931. Ese año se pavimentan los andenes centrales y se sustituyen las antiguas acacias y tilos por plátanos orientales. La doble hilera de estos plátanos de sombra, con sus ramas entrelazadas, conforma, sin duda, la estampa más característica del actual Paseo del Espolón. Estos árboles, de grandes hojas caducas, forman una verde cubierta que proporciona la sombra ideal para pasear cuando el calor aprieta.

Por último, en 1947, se desmonta la Fuente de la Ninfa (hoy en el Paseo de la Isla). Es sustituida por dos pequeños estanques, junto a los que se coloca un busto del pintor burgalés Marceliano Santa María. De hecho, esta zona del paseo junto al río es conocida como Paseo Marceliano Santa María.

EDIFICIOS DESTACADOS

En los apenas 350 metros del Paseo del Espolón, se levantan varias construcciones de interés histórico y artístico. La mayor parte de los edificios fueron levantados sobre la antigua muralla medieval. Aún siendo de diferentes épocas, conforman un conjunto bastante homogéneo. Contrastan los edificios clasicistas con las bonitas viviendas modernistas. Llaman la atención, en estas últimas, sus balcones cerrados de color blanco.