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Ruta del Cid I

22/02/2018

Si hay un burgalés ilustre y universal, ese es, sin duda, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Una figura en la que se mezclan lo histórico y lo legendario. Hasta tal punto que resulta muy difícil saber qué hay de real en el relato de sus hazañas.

Aunque hoy conocemos su vida con bastante exactitud, tampoco pretendemos aquí desgranar su biografía. Desde el blog de Guías Turísticos Burgos intentaremos, en diferentes entradas, seguir las huellas del Cid. Recorreremos aquellos lugares que en la ciudad de Burgos y cercanías rememoran la figura del Campeador, con o sin fundamento histórico.

Gran parte de estos lugares están relacionados con pasajes de la considerada primera obra de la literatura española: el Cantar del Mío Cid. Otros directamente son fruto del imaginario popular y la tradición oral. ¿Empezamos?

RUTA DEL CID I

Qué mejor lugar para empezar este recorrido que la cuna de nuestro protagonista. Nadie parece dudar de que el Cid nació en la localidad de Vivar entorno al año 1045, aunque no hay documentación que lo pruebe. Aparte del propio nombre de la población, son varios los lugares de Vivar del Cid que recuerdan a su ilustre hijo.

VIVAR DEL CID

Comenzamos la Ruta del Cid en Vivar, en el monumento que homenajea a su ilustre hijo.

Monumento al Cid

El monumento a Rodrigo Díaz de Vivar es la imagen más reconocida del pueblo. Del conjunto, destaca la escultura en bronce del Cid. La original, sustituida por su deterioro, estaba hecha en cemento. Fue donada en 1963 por su autor, Francisco Catalá.

Junto a la escultura, un hito de piedra recoge dos versos del Cantar: 

¡Yo soy Ruy Díaz, el Cid Campeador de Vivar! (721)

 el que en buena hora nació (3132)

Monasterio de Nuestra Señora del Espino

Convento de monjas clarisas fundado en 1477 por Pedro López de Padilla y su mujer Isabel Pacheco. Se localiza en el lugar en que, en 1251, se encuentra enterrada la imagen de Nuestra Señora del Espino. Allí se expone el arcón en el que, según la tradición, se guardó el manuscrito original del Cantar del Mío Cid  hasta 1776. Actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional (Madrid), a la que fue donado en 1960.

No podemos irnos del monasterio sin probar sus exquisitas pastas artesanales como las Lágrimas del Destierro o las Tizonas del Cid, inspiradas en la figura cidiana.

Junto al monasterio, en el llamado Molino del Cid, están el mojón de la Legua Cero y una escultura con una corneja. Es el inicio simbólico del Camino del Destierro. Este recorrido turístico-cultural evoca la primera parte del destierro del Cid, tal y como lo recoge el Cantar.

El Cid sale de Vivar para el destierroDe los sus ojos tan fuertemente llorando

Al salir de Vivar, tuvieron la corneja diestra y entrando en Burgos, tuviéronla siniestra.

Y hacia la ciudad de Burgos nos vamos siguiendo los pasos del Campeador.

Legua Cero. Camino del Destierro

 

BURGOS

Sin duda la ciudad de Burgos está estrechamente vinculada a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar. Son innumerables los rincones de la capital castellana que recuerdan al héroe burgalés.

La vinculación del Cid con la ciudad de Burgos es más legendaria que histórica. Sabemos que pasó aquí gran parte de su adolescencia al servicio del hijo de Fernando I. Será el posterior rey de Castilla, Sancho II. Es probable, por lo tanto, que contara en Burgos con posesiones o, incluso, que aquí contrajera matrimonio en 1074 con doña Jimena (aunque la tradición apunte a la iglesia de San Miguel en Palencia). En 1081, tras su primer destierro, el Cid dejó Burgos. No regresa hasta 1087. Tras su segundo destierro, no volverá con vida a la tierra que le vio nacer.

Arco de San Martín

Esta puerta fue la más importante de Burgos hasta el siglo XVI en que se reconstruye el monumental arco de Santa María. Conocida también como puerta Juradera o Real ya que por ella entraban los reyes una vez jurados los fueros y privilegios de la Cabeza de Castilla. También era la puerta de salida de los peregrinos en su camino a Santiago.

Arco de San Martín en Burgos

Sería, por lo tanto, el acceso a la ciudad de Burgos utilizado por el Cid y su gente, considerando además la cercanía con sus posibles posesiones. El Cantar narra cómo, tras ser desterrado, el Cid hace su entrada en Burgos:

Mío Cid Ruy Díaz por Burgos entraba,

En su compañía, sesenta pendones llevaba.

Salíanlo a ver mujeres y varones,

Burgueses y burguesas por las ventanas son,

Llorando de los ojos, ¡tanto sentían el dolor!

De las sus bocas, todos decían una razón:

Burgaleses ¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!

Eso sí, la puerta que vería el Cid sería diferente al actual. La construcción que podemos ver hoy data de mediados del siglo XIV. La entrada, de inspiración mudéjar, consta de doble de arco de herradura, alternando el ladrillo y la piedra caliza. 

En el intradós del arco encontramos una marca alargada. Una leyenda dice que pudo ser dejada por la Tizona, la espada del Cid. También podría indicar la longitud de la Vara Castellana o Vara de Burgos, unidad de medida que equivalía a 0,835905 metros. Aunque quizá sea simplemente una marca consecuencia de la constante apertura de la puerta.

Interior Arco de San martín en Burgos

Solar del Cid

Junto al Arco de San Martín, en pleno Camino de Santiago, se encuentra el lugar donde, según la tradición tuvo su vivienda el Cid.

Solar del Cid en Burgos

En ese mismo punto se localizaban las conocidas como casas del Cid, que pertenecieron a los monjes de San Pedro de Cardeña hasta el siglo XVI, momento en que el Regimiento de Burgos adquiere el solar.

En 1784 se levantó un monumento de piedra, obra del artista José Cortés. Consiste en tres sencillos monolitos. En ellos, los escudos de Burgos y San Pedro de Cardeña, y una leyenda conmemorativa con el blasón del Cid:

En este sitio tuvo su casa y nació el año de 1026 Rodrigo Díaz de Vivar, llamado el Cid Campeador. Murió en Valencia en 1099 y fue trasladado su cuerpo al monasterio de San Pedro de Cardeña, cerca de esta ciudad, la que para perpetuar la memoria de tan esclarecido solar de un hijo suyo y héroe burgalés, erigió sobre las antiguas ruinas este monumento en el año 1784, reinando Carlos III.

Recientes excavaciones arqueológicas han revelado tres usos diferentes en tres momentos de la historia de Burgos. En una segunda ocupación, se destinó a uso residencial. Probablemente se organizaba en una gran vivienda señorial y un patio con pozo rodeado de salas. La sala sur pudo ser una galería porticada separada del patio por columnas.

La zona donde hoy se encuentra el Solar del Cid parece formar parte de la antigua aljama judía. Este, por lo tanto, sería el lugar al que, según el Cantar, se dirigió Martín Antolínez en busca de los judíos Rachel y Vidas para solicitarles el préstamo con el que financiar la mesnada del Cid.

Por ahora nos quedamos en el Solar del Cid. En próximas entregas seguiremos recorriendo la Ruta del Cid en Burgos.  Por supuesto, te invitamos a que vengas a conocer más de esta legendaria figura con nosotros, guías de turismo en Burgos.

Consulta disponibilidad y presupuesto en Contacto Guías Turísticos Burgos.

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